Oigo un grito que me aterra
Y de Nuevo tú dolor
En el pecho se me entierra
Todo se hace negro
Por una senda que condensa
Y de tu beso la húmedad
En mi boca es más intensa
Cuando habla tú silencio
Fatigo en llanto y desespero
Y de pronto el corazón
Emérge en un te quiero
La madrugada se detiene
La sangre se acelera
Luego llega aquel olor
De tu cuerpo a primavera
Se disípan los latídos
En tú lánguida presencia
Y caígo a su merced
Rendido y sin clemencia
Cuando escúcho tu silencio
La vida entera se me pierde
Entonces como puede ser
Que en este instante te recuerde
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