No eres tu mujer
La única que espera
En las cuerdas del tiempo
Bajo el efecto de un café,
Veinticuatro horas y un minuto
También tienen mis días.
Serénate y despacio
Abre aquel camino,
Seduce tus encantos
Delante del espejo.
Atormenta tu desierto,
Llevo en mis alforjas
Suficiente lluvia para la sequía.
Endurece a tu manera
La cúspide de mis antojos
Y deja la puerta abierta
Para simplificar demoras.
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